lunes, 31 de enero de 2011

Yo no escogí enamorarme de ti. Pero la primera vez que te bese, nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo y fue increíble, y la hora exacta de ese beso eran las 12.10 y quite la pila del reloj, para que se quedase la hora detenida para siempre, parada.